
MÁS ALLÁ DE LA TRADICIÓN, PATRIMONIO

Por todos sus recorridos La Colegiala lleva una placa que la identifica como patrimonio cultural. Esta insignia fue conferida gracias al Acuerdo 015 de 2004 del Concejo de Andes.
Las “chivas” son el único bien patrimonial declarado de Andes. Según Hernán Saldarriaga, Presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas y de la Sociedad de Patrimonio Cultural de Andes, esto se da porque la característica de patrimonio no es necesariamente una placa: es el reconocimiento que cada comunidad tiene de cierto bien, el cual tiene posibilidad de ser procesado para hacerle una declaratoria. “Muchas personas creen que el patrimonio es artístico o que tiene un valor económico, pero no, patrimonio es lo que es parte de su ser y tiene que ver más con la identidad; no es un decreto, hay que vivirlo”, aclara.
Nombres como el de La Colegiala surgen de la creatividad popular y pueden modificarse. Hasta hace 30 años su nombre era La Rumbera, en ese entonces Jorge Hernán tenía la ruta Andes - Tapartó y todos los días recogía a una joven estudiante en la finca El Porvenir. Luego de viajes y conversaciones terminaron casándose, razón por la que el conductor decidió darle esa nueva denominación.
En la época en que los buses de escalera eran llamados camiones debido a que los terminados de la carrocería eran redondos, a Alejandro, quien ya falleció, se le pidió que pintara tres de ellos. “Papá comenzó realizando un trabajo muy plano, hasta que un día encontró un libro de geometría y se dio cuenta de que la base de la geometría es la simetría: eso le abrió posibilidades infinitas, empezó a agregar figuras y a jugar con ellas”, dice Alejandro Serna Quintero, el hijo que continúa pintando buses de escalera bajo la marca Alejandro Serna.
Veintidós años después, Alejandro Serna, su hijo, habla de ese estilo que le heredó y que hoy es distintivo de las escaleras de Andes: “nuestro diseño es muy creativo, el color es una lectura territorial del espacio en que uno se mueve; por eso usamos una paleta muy cálida: azules, naranjas, amarillos… Son colores de la región”.


Campesinos llegan a la zona urbana de Andes en bus de escalera.

Pintura cálida, característica de los buses de escalera andinos.
Varias son las características que hacen que una escalera defina la identidad andina: el perfecto estado de los vehículos, las figuras geométricas pintadas en sus latas exteriores y los colores usados en cada línea — el cual es uno de los motivos por los que les llaman “lienzos rodantes” u “obras de arte rodantes”— y el hecho de que sean construidas dentro del municipio.
“Representan la idiosincrasia porque nosotros somos muy parecidos a una escalera: podemos con la gente y con la carga”, manifiesta Juan Carlos Vélez, escritor y Secretario de Cultura de Andes.
Las coloridas líneas que yacen en La Colegiala fueron trazadas por Alejandro Serna, una marca que nació con un niño huérfano que con sus escasos nueve años comenzó a acercarse al arte y luego de vivir en la calle, en cuarteles del Ejército, en manicomios, en cárceles, en tumbas y de estar sumido en el alcoholismo logró crear un estilo que personas como Hernán Saldarriaga y Gustavo Zapata comparan con el fileteado argentino.
Cuando terminó su trabajo comenzaron a llegarle otros conductores que querían que plasmara ese diseño creativo. La popularidad aumentó a medida que sus lienzos rodantes recorrían nuevas carreteras. En 1996, durante una entrevista realizada por Héctor Restrepo, Alejandro Serna Colorado dijo: “aquí han venido gringos, franceses, mexicanos, argentinos…
gente de muchas partes, me han elogiado, me felicitan y me acreditan, pero yo veo que me falta mucho. El mayor crítico soy yo mismo”.
Descripción de los pintores del bus de escalera.